1. Contexto histórico general
&1
A
mediados del siglo XV termina la Guerra de los Cien Años y la epidemia de peste negra llega a su fin.
Esto posibilita un enorme crecimiento de la población y una expansión económica
sin precedentes, con especial incidencia en el desarrollo del comercio y la producción artesanal.
Este
desarrollo del comercio y la producción artesanal trae consigo un crecimiento
de la burguesía, que se afirma, como
clase social, frente a la nobleza feudal.
Una
parte importante del nuevo comercio gira en torno a los productos exóticos, tales
como especias, esclavos, sedas, perfumes, algodón, oro, plata, etcétera, que
eran traídos de oriente a través del Mediterráneo.
Por esta razón las ciudades italianas,
que controlan el comercio de estos productos en Europa, se enriquecen sobremanera.
Florencia, Roma, Venecia, Parma, etcétera, organizadas como
auténticas ciudades-Estado, se sitúan en la vanguardia del desarrollo económico
y cultural. Y ahí, en esas ricas ciudades italianas, capitaneadas por la nueva
burguesía emergente (y, también en las ricas ciudades del norte de Alemania y
los Países Bajos), comienza la ruptura con concepciones tan típicamente
medievales como la subordinación de todo saber a la teología y a los criterios de autoridad
sustentados en la tradición.
Un
elemento decisivo en esta ruptura es el renovado interés por el mundo greco‑romano, que lleva a los
pensadores y artistas de la época a intentar recrear la que consideran superior
cultura del mundo antiguo, frente al «oscurantismo» medieval. Por este
renacer de la cultura antigua se ha denominado a esta época Renacimiento.
El Renacimiento, que abarca los siglos XV y XVI, se convertirá en un periodo de
transición entre la Edad Media y la Moderna.
&2
La
pérdida paulatina de poder de la nobleza feudal, y la emergencia de la burguesía,
provoca, también, que se vaya desvaneciendo la idea medieval de la unión de la
cristiandad regida en lo temporal por el emperador
y en lo espiritual por el papa. Y
que, en su lugar, comiencen a consolidarse los primeros Estados nacionales, que habían comenzado a gestarse, ya,
en la Baja Edad Media.
Este
proceso se inicia en Castilla, Aragón (que, a partir de 1480, darán
origen a la Monarquía Hispánica), Portugal, Francia, Inglaterra, Dinamarca, y Polonia.
Con
todo, la organización feudal se mantiene todavía en parte (y en unos países más
que en otros). Eso se debe a que la agricultura, en manos de los nobles terratenientes,
sigue teniendo un peso económico decisivo; y a que sigue muy arraigada la
cultura tradicional. Además la nobleza acapara gran parte de los cargos
administrativos del Estado.
&3
Pese
al poderío económico de la repúblicas italianas, el Mediterráneo está controlado
por el Imperio turco. Razón por la
que muchos países europeos trataron de buscar nuevas rutas comerciales. En
este terreno se adelantaron los reinos de Portugal y España, que rivalizan en
la exploración de otros mares. Esto tiene como gestas más señaladas el Descubrimiento
de América para la civilización europea en 1492; el primer viaje desde
Portugal a la India bordeando África, capitaneado por Vasco de Gama, en 1498; y la primera vuelta al mundo llevada a cabo por Fernando de Magallanes
y Juan Sebastián Elcano,
entre 1519 y 1522.
Las
consecuencias de los descubrimientos y conquistas, especialmente la conquista
de América, fueron extraordinarias en todos los órdenes. Para empezar, se
tradujo en un intercambio de productos que revolucionarían la agricultura y la ganadería a ambos lados del Atlántico: de América llegaron a
Europa, la patata, el tomate, el maíz, el cacao, el tabaco, etcétera; de Europa pasaron a América,
el caballo, la vaca, el cerdo, el trigo, etcétera. Desgraciadamente también
hubo un intercambio de enfermedades, que fue especialmente nefasto para los
aborígenes americanos. Pero tuvo también otras consecuencias de tipo
económico, social, científico, filosófico, e incluso teológico.
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Otro
acontecimiento de especial importancia para el desarrollo posterior de lo que
se acabará denominando Civilización Occidental es la crisis producida en el seno de la Iglesia.
A
esta crisis se llega tras una serie de circunstancias entre las que cabe
desatacar: (1) La falta de escrúpulos de sacerdotes, abades y obispos, que habían
convertido los hábitos en un medio de obtener ventajas económicas. (2) La
falta de preparación de los sacerdotes. (2) La nueva sensibilidad religiosa
(que da menos importancia a las formas y más a la vivencia religiosa íntima y
sincera). (4) El cuestionamiento del poder de las instituciones eclesiásticas
para interpretar en exclusiva las Escrituras.
(5) Los conflictos desencadenados por intereses políticos y económicos que
enfrentan al Imperio, aliado del papado, con príncipes y nobles (especialmente
con los alemanes y holandeses).
La
confluencia de estas circunstancias, especialmente las señaladas en el último
punto, facilita el triunfo de la rebelión
protestante (habitualmente conocida como Reforma protestante), encabezada por el monje alemán Martín
Lutero, que tiene como consecuencias un siglo de guerras en Europa y la
división definitiva del mundo cristiano-occidental.
Las
tesis religioso-teológicas que llevan a Lutero
a romper con el papa son: (1) La defensa de la salvación por la fe (por lo que
rechaza las indulgencias, pero niega también que las obras sean determinantes
para esta salvación). (2) La defensa de la libre interpretación de la Biblia
(lo que favorece la autonomía individual, pero también la mitologización del
mensaje cristiano). (3) La reducción de los sacramentos a tan solo dos (el bautismo
y la eucaristía). (4) La consideración de que el celibato es innecesario para
la práctica del sacerdocio. (5) El rechazo de la virginidad de María y el
culto a las imágenes y a los santos.
A
Lutero le siguieron otros numerosos «reformadores» entre los que cabe
destacar: Ulrico Zuinglio, Calvino, Thomas Munzer,
y el rey Enrique VIII.
Frente
a la reforma protestante la Iglesia impulsa su propia reforma, habitualmente
conocida como Contrarreforma (y que
ya había comenzado en Castilla, bajo la dirección del Cardenal Cisneros, antes
de la escisión protestante). Su objetivo era devolver el prestigio espiritual a
la Iglesia y reconquistar a los cristianos separados.
Para
ello se convocó el Concilio de Trento (que duró desde 1545 hasta 1563).
En él se decidió atajar la corrupción del clero y poner remedio a su baja
formación (para lo cual se crearon los Seminarios), y se hizo hincapié en la
defensa de los dogmas y prácticas rechazados por los protestantes. Frente a
estos últimos se defiende que: (1) La interpretación de las escrituras es tarea
exclusiva de la Iglesia. (2) Se mantienen los siete sacramentos. (3) Se
considera que Cristo está realmente presente en la eucaristía. (4) Se
defiende la virginidad de María y el culto a esta y a los santos. (5) Los sacerdotes
deben ser célibes.
El
instrumento principal de defensa de la Contrarreforma fue la Compañía
de Jesús, creada bajo su forma definitiva en 1540, que tendría un gran peso
en la formación intelectual del mundo católico.
2. Humanismo y filosofía
&1
Durante el Renacimiento surge en Italia (y se extiende por toda
Europa) el Humanismo, un
movimiento cultural que hace del ser humano el centro del cosmos. De ese modo
la concepción teocéntrica medieval,
en la que todo gira en torno a Dios, deja paso a una concepción antropocéntrica, en la que todo gira en
torno al ser humano. El ser humano ya no vive centrado exclusivamente en el más
allá, en la salvación del alma. Por el contrario, se valora la existencia terrenal, así como los placeres y
satisfacciones vinculadas a esta. Por eso se toma como referencia, como modelo
de ser humano y de vida humana, el que aparece en la cultura clásica griega y romana. Los humanistas trabajarán por el
renacimiento de esa cultura, en la que ven el paradigma de la armonía, de la
serenidad, de la racionalidad.
Elementos claves para conseguir este ideal humano son:
(1) Los studia humanitatis: sistema de educación que incluyen los estudios de griego,
latín, hebreo, y literatura antigua.
(2) La posesión de la virtú: por tal se entiende la capacidad, habilidad, sagacidad,
fuerza creadora, a través de las cuales se consigue la gloria, el poder, y
una vida satisfactoria. La virtú
renacentista recuerda, por lo tanto, a la areté
griega.
Un
elemento importante en la expansión del humanismo fue el desarrollo de la imprenta.
Entre
las labores más importantes llevadas a cabo por los humanistas están: (1) El
estudio crítico de los textos antiguos,
tanto profanos como los religiosos, llevado a cabo con ayuda de la filología. (2) La realización de
nuevas traducciones (ayudados con
frecuencia por los sabios bizantinos
llegados a Occidente).
El
desarrollo del Humanismo facilitó la consolidación de las lenguas vulgares, que comienzan a desplazar al latín como lengua
de cultura. En 1492 aparece la Gramática de la lengua castellana, de
Antonio de Nebrija. También fue importante para el prestigio de las
lenguas vulgares la aparición de una serie de obras como: Os Lusíadas,
en portugués; La Celestina y El Lazarillo de Tormes, en
castellano; Jerusalén liberada, en italiano; etcétera, así como la
traducción de la Biblia llevada a cabo por Lutero, que sirvió para dotar a la lengua alemana de una norma.
Escritores humanistas destacados fueron los italianos Marsilio
Ficino, Poliziano, Giovanni Pico della Mirandola y Nicolás Maquiavelo; el
alemán Nicolás de Cusa; el holandés Erasmo de Rotterdam; los franceses Lefebvre
d'Etaples y Budé; los
ingleses John Colet, Thomas More
y Francis Bacon; los españoles Antonio de Nebrija, Gómez
Pereira, Fernán Pérez de
Oliva y Joan Lluis Vives; etcétera. (Muchos de estos
escritores tendrán una cierta relevancia filosófica, por lo que los
estudiaremos más extensamente en esta entrada y en la titulada «Escolástica y
humanismo en la Monarquía hispánica»).
&2
El
movimiento humanista se vio reforzado por la caída de Constantinopla en poder de los turcos, a consecuencia de lo cual
muchos sabios bizantinos huyeron hacia Italia trayendo consigo textos hasta
entonces desconocidos en Occidente. El mayor conocimiento del griego, el
análisis riguroso de los textos, y los nuevos escritos traídos desde Bizancio, así como el desprestigio
de la escolástica y de todo lo medieval, colaboran en el renacer del interés
por la filosofía antigua.
Como
consecuencia de este interés aparecen, sobre todo en Italia, numerosos estudiosos
de la filosofía griega y helenística:
(1) Entre
los platónicos destacan los bizantinos
Jorge Gemisto Pletón y Basilio
Besarión y, sobre todo, los florentinos Marsilio Ficino y Pico della Mirándola.
(2) Entre
los aristotélicos destacan el
bizantino Genadio, los
italianos Jorge de Trebisonda y
Teodoro de Gaza, el francés Lefebvre D'Etaples, los españoles Ginés de Sepúlveda
y Cardillo de Villalpando, y el alemán Felipe Melanchton.
(3) Entre
los escépticos destacan los franceses Miguel de Montaigne y Pedro Charrón, y el hispano-portugués Francisco Sánchez.
(4) Entre los epicúreos destacan
los italianos Lorenzo Valla y Pedro Gassendi.
(5) Entre
los estoicos, el interlocutor
más destacado es el belga Justo Lipsio.
&3
Un papel importante en el desarrollo científico fue el
«redescubrimiento» de la Geografía,
de Ptolomeo, que servirá de modelo
para el desarrollo de la cosmografía,
convertida en una ciencia con un papel relevante en la era de los
descubrimientos, pues servirá de canon, especialmente en Portugal y España,
para cartografiar y medir el mundo. Pero, al mismo tiempo, al tener los
cosmógrafos que enfrentarse con realidades desconocidas en el mundo antiguo y
medieval, mostrará los límites del saber antiguo. Y esto facilitará el
advenimiento de una revolución
científica, la llamada Revolución
científica del Renacimiento, tras la cual se concebirá el conocimiento como
control y dominio de la naturaleza para ponerla al servicio del ser humano.
(Trataremos de esta revolución científica en la entrada número XVI).
&4
La escolástica también tuvo su propio
Renacimiento, especialmente de manos de pensadores españoles. El que el
renacer de la escolástica se produjese precisamente en España viene dado por dos razones: (1) La vinculación de la
Monarquía Hispánica al catolicismo (en un doble sentido: el catolicismo se
convierte en la ideología legitimadora de la expansión imperial, y el imperio
se convierte en el brazo armado de la Iglesia católica). (2) La creación del
primer imperio auténticamente universal (por su extensión y por su mestizaje),
que irá acompañado de una reflexión permanente, entre sus mentes más
sensibles y lúcidas, acerca de la naturaleza humana, la justicia, el orden
político, etcétera.
Los
filósofos y teólogos más relevantes de la escolástica renacentista son
Francisco de Vitoria, Bartolomé de
Las Casas, Ginés de Sepúlveda, Domingo de Soto, Luis de Molina, Juan de
Mariana y Francisco Suárez.
3. Las corrientes escépticas
Otro elemento que cabe señalar es el gran desarrollo que
las corrientes escépticas han tenido en el Renacimiento. Quizá, precisamente,
porque se trata de un periodo de transición en el que el proyecto medieval se
agota y el proyecto de la modernidad se está todavía fraguando. El saber
antiguo hace aguas, y no ha aparecido todavía nada seguro a lo que agarrarse,
por lo que el conocimiento se vuelve inseguro.
Un representante destacadísimo de este periodo de
transición será Nicolás de Cusa, al
que, si bien no podemos considerar, estrictamente hablando, un escéptico,
muestra con claridad los límites del conocimiento, que expresa con el
afortunado sintagma «docta ignorancia».
Otros destacados pensadores escépticos relevantes serán Michel de Montaigne, Pierre Charrón, Francisco Sánchez y Uriel de
Costa.
4. Alfonso de Cartagena
Alfonso (o Alonso) de Cartagena nació en Burgos, en 1384, de origen converso.
(Su padre se convirtió al cristianismo y acabó siendo obispo de Burgos).
Estudió leyes en la Universidad de Salamanca. Falleció en Villasandino (en la actual provincia de Burgos), en 1456.
A desarrollar
5. Ramón Sibiuda
&1
Ramón Sibiuda, también conocido como Raimundo de Sabunde, nació en Barcelona, en torno a 1385. Falleció
en Toulouse, en 1436.
Es autor de una obra titulada Liber creaturarum seu Liber de homine (Libro de las criaturas o Libro del hombre), editado en 1480 con el
título de Theologia naturalis.
&2
A desarrollar
6. Nicolás de Cusa: la docta ignorancia
&1
Nicolás
Krebs
nació en Cusa (Alemania), en 1401,
de ahí que fuese conocido posteriormente como Nicolás de Cusa.
Participó en los intentos de unión de las
iglesias Oriental y Occidental ‑realizados en torno al Concilio de Basilea‑. Viajó a Oriente lo que le permitió conocer
textos griegos y tratar con eruditos en esa lengua. Murió, en Todi (en la región italiana de Umbría),
en 1464.
Entre sus obras cabe mencionar: (1) De Concordantia catholica, de 1434. (2) De docta ignorantia (Sobre la docta ignorancia), es su obra
fundamental y por la que será conocido en toda Europa, de 1440. (3) De coniecturis, de 1441. (4) Apologia doctae ignorantiae, de 1449.
(5) Idiota, que incluye tres escritos
(De sapientia, De mente y De staticis experimentis), de 1450. (6) De Visione Dei, de 1453. (7) De beryllo, de 1458. (8) De non aliud, de 1462. (9) De venatione sapientiae, de 1463. (10) De ludo globi, de 1460. (11) De apice theoriae, de 1464.
&2
En De
docta ignorantia Nicolás parte de la concepción cristiana neoplatónica de
Dios, según la cual Dios no es nada determinado y, por lo tanto, es
incognoscible.
Esto es así porque Dios es infinito, pero en lo infinito se da una
identidad de los contrarios (el propio Nicolás pone como ejemplos que una curva
de radio infinito es idéntica a una recta, un polígono de infinitos lados es
un círculo, etcétera). Si hay identidad de los contrarios, si no hay contraposición,
no hay modo de determinar lo que sea Dios.
Pero el cusano sostiene, como el cristianismo
medieval, que Dios es el principio
de todo. Eso quiere decir que el conocimiento descansa en último lugar en
Dios. Incluso el conocimiento del mundo creado, de lo finito, nos remite a
Dios como a su principio.
Pues bien, si no podemos conocer el principio
del mundo natural, creado, tampoco podemos conocer a este en el sentido
fuerte de la palabra. El conocimiento del mundo natural ya no podrá
consistir en una deducción a partir
de un principio absoluto. Por ello,
acerca de lo finito solo podemos hacer conjeturas,
hipótesis, de validez relativa.
Saber que el conocimiento de lo infinito es
imposible, y que acerca del mundo natural solo podemos hacer conjeturas es
lo que llama Nicolás docta ignorancia (digamos, para entendernos,
que es un conocimiento de lo limitado de nuestro conocimiento).
&3
Nicolás de Cusa anticipa lo que será la filosofía moderna al concebir el entendimiento
como la capacidad espontánea de
generar hipótesis de carácter matemático y al considerar que el mundo
está escrito en caracteres matemáticos.
Las conjeturas son un intento de reducir los
datos sensibles a nociones del entendimiento; pero como el principio
último, que es Dios, es inalcanzable, el proceso de reducir lo sensible a dato
de razón, a conocimiento, es inacabable.
Acerca de este punto debemos decir dos cosas:
(1) Para el pensamiento antiguo y medieval el entendimiento es una facultad mediante
la cual conocemos los universales.
Así para Platón, el entendimiento
(nous), es la parte superior del alma que conoce las «ideas». Para Aristóteles, el entendimiento es la parte superior del alma que
tiene la capacidad de conocer la forma
sustancial. Pero en esto Nicolás de Cusa es nominalista, los universales no tienen tipo alguno de realidad.
En el entendimiento residirá, para Nicolás, la capacidad espontánea de elaborar
hipótesis (que serán de carácter matemático).
(2) El que lo sensible pueda ser expresado
mediante hipótesis racionales se debe a que entiende la verdad como adecuación. El acuerdo, adecuación, entre el
mundo natural y la razón se debe a que Dios es el autor de ambos: ambos son
producto del Creador, y, por tanto, la estructura del entendimiento y la
del mundo es la misma.
La concepción del
entendimiento como la capacidad espontánea de elaborar hipótesis de carácter
matemático acerca del mundo, y la pretensión de que el mundo está escrito
en tales caracteres matemáticos, son las características esenciales que
diferencian al pensamiento moderno del medieval. Por eso se puede decir que
Nicolás de Cusa es el iniciador del pensamiento moderno.
Si bien estas dos
condiciones aparecen implícitas en el pensamiento de Nicolás pero no
explícitas, por eso tradicionalmente se hace nacer la filosofía moderna con Descartes,
quien establece de manera consciente como fundamento de la filosofía el
principio de que la estructura del entendimiento determina la estructura del
mundo.
7. Lorenzo Valla
&1
Valla
nació en Roma en 1406 o 1407. De
joven estudió latín y griego. Obtuvo una cátedra
de Retórica en la universidad de Pavía. Obligado a
abandonar la cátedra por sus críticas al jurista Bartolo y a la jurisprudencia
contemporánea, vivirá en Milán, Génova, Roma y Nápoles, ciudad a
la que llega en 1433, y en la que fue secretario de Alfonso V de Aragón. Murió,
en Roma, en 1457.
Entre sus escritos cabe
mencionar: (1) De voluptate (Sobre el placer), de 1431, fue reescrita
y publicada posteriormente con el título De
vero bono (Sobre el verdadero bien).
(2) De libero arbitrio (Sobre el libre albedrío), de 1440. (3) Dialecticae disputationes (Disputas dialécticas) de 1440. (4) De falso credita et ementita Constantini
donatione declamatio (Discurso sobre
la falsa y engañosa donación de Constantino), también de 1440. En esta obra
demuestra que la célebre donación de Constantino es una falsificación. La Donación de Constantino era un documento
que trataba de un supuesto decreto del emperador romano Constantino según el
cual este donaba el Imperio romano de Occidente al papa Silvestre I. La Iglesia
apelaba a tal documento para defender la legitimidad de su poder temporal. (5) De professione religiosorum, de 1442. (6) Elegantiarum linguae latinae libri,
de 1444.
&2
Su obra intenta conciliar
el epicureísmo con la doctrina cristiana.
A desarrollar
8. Alfonso de la Torre
&1
Nació en Burgos, en torno a 1410. Falleció en
torno a 1460.
Es autor de una obra
alegórica que está considerada una de las cumbres del humanismo castellano,
titulada Visión deleitable de la
filosofía y artes liberales, escrita en torno a 1454.
&2
A desarrollar
9. Alonso Fernández de Madrigal
&1
Alonso
Fernández de Madrigal, conocido como El Tostado, nació en Madrigal
de las Altas Torres (en la actual provincia española de Ávila) en torno a 1410.
Estudió artes, teología y leyes en la Universidad de Salamanca. Falleció en Bonilla de la Sierra (Ávila) en 1455.
Escribió una obra ingente
en latín y castellano en la que destacan los siguientes títulos: De optima politia.
&2
A desarrollar
10. Pedro Martínez de Osma
&1
Pedro
Martínez de Osma nació en Osma
(en la actual provincia de Soria), en torno a 1427. Falleció, en Alba de Tormes (en la actual provincia
de Salamanca), en 1480.
&2
A desarrollar
11. Marsilio Ficino
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Ficino nació en Figline Valdarno, en la provincia de Florencia (Italia), en 1433. Estudió
medicina en la universidad de Pisa-Florencia, donde también adquiere conocimientos
de la filosofía aristotélica. La influencia de los sabios bizantinos Jorge
Gemisto Pletón y Bassilio Besarión le lleva a interesarse por la filosofía
neoplatónica. En 1642 conoce a Cosme de Médici, quien acabará donándole una
villa para que pueda dedicarse al estudio del platonismo, surgiendo así la
Academia florentina donde llevó a cabo la traducción de numerosos textos
platónicos y de otros autores antiguos. En 1473 es ordenado sacerdote.
Falleció, en la Villa mediceana de
Careggi, cercana a Florencia, en 1499.
Entre sus obras cabe
destacar: (1) Institutiones ad Platonicam
disciplinam, de 1456. (2) De
virtutibus moralibus, de 1457. (3) De
quattuor sectis philosophorum, de 1457. (4) Liber de voluptate, de 1457. (5) De Christiana religione et fidei pietate (De la religión cristiana), de 1476. (6) Liber de Sole (El libro del
Sol), de 1576. (7) Theologia
platonica de immortalitate animorum (La
teología platónica sobre la inmortalidad de las almas), de 1482. (8) De vita libri tres (Sobre la vida, tres libros), de 1489. (9) De amore. Commentarium in convivium Platonis (Sobre el amor. Comentario al «Banquete» de Platón), de 1594.
Además tradujo, el Corpus hermeticum, los Comentarios a Zoroastro, los Diálogos de Platón, las Enéadas de Plotino, los escritos del
Pseudo-Dionisio, etc.
&2
A desarrollar
12. León Hebreo
Nació en Lisboa, en 1460.
A desarrollar
13. Pico della Mirándola
&1
Nació en (1463-1494)
A desarrollar
14. Erasmo de Rotterdam
&1
Nació en (1466-1536)
A desarrollar
15. Nicolás Maquiavelo
&1
Niccolò di Bernardo dei
Machiavelli (Nicolás Maquiavelo en
el ámbito hispánico) nació en Florencia,
en 1469. Por entonces, la península italiana se hallaba dividida en numerosas
ciudades-Estado (el Reino de Nápoles,
los Estados de la Iglesia, el Ducado de Milán, las repúblicas de Venecia y Florencia, etcétera) de fronteras cambiantes y con las potencias
extranjeras (Francia, España, los suizos y los alemanes) interviniendo permanentemente
en sus asuntos.
La República de Florencia estaba gobernada por los Médici, rica familia de banqueros, bajo
cuyo gobierno y mecenazgo se convirtió en el centro económico e intelectual de
Europa.
Pese a ello, en 1494 los
Médici se ven obligados a huir tras la entrada en la ciudad del rey francés Carlos VIII, siendo sustituidos por el
monje y predicador integrista Savonarola.
A la caída de este, en 1498, le sustituye Soderini.
Maquiavelo es nombrado secretario
del Consejo de los Diez y participa
en numerosas misiones diplomáticas ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I y, sobre todo, César Borgia (brillante e implacable
estratega, dotado de una energía fuera de lo común, y absolutamente carente
de escrúpulos morales o religiosos), que le servirá como modelo de «príncipe».
En 1512 las presiones del
papa Julio II y los españoles restituyen el gobierno de
Florencia a los Médici y Maquiavelo
es destituido. Meses más tarde es acusado de participar en una conjura contra Julián de Médici, por lo que es
encarcelado y torturado. De regreso a su casa escribe la que será su obra más
popular: El príncipe.
A partir de 1519
realizará varias misiones por encargo del cardenal Julio de Médici, regente de Florencia y luego papa. Muere en 1527.
Además de la ya
mencionada, Maquiavelo escribió otras obras de contenido histórico o político: Discursos
sobre la primera década de Tito Livio, Historia de Florencia; poesías:
Las decenales, El asno de oro; comedias: La mandrágora,
Clizia, etcétera.
&2
Lo fundamental de la
doctrina política de Maquiavelo está recogido en dos de sus obras: El
Príncipe, y los Discursos sobre la primera Década de Tito Livio. El
problema es que en estas dos obras parecen defenderse cosas contradictorias.
El Príncipe
está expuesto como un manual de estrategia
política en el que Maquiavelo (a partir de las lecciones sacadas de sus
conocimientos de historia antigua y de sus propias experiencias) explica, a aquel
«príncipe nuevo» que quiera escucharle, cuáles son las técnicas más eficaces
para instaurar un Estado, hacerse
con el poder, o conservarlo,
prescindiendo de toda consideración moral o religiosa.
En los Discursos,
por el contrario, se defiende una república de ciudadanos libres e iguales.
Pues bien, la única forma
de conciliar las tesis defendidas en ambos escritos es suponer que el «ideal»
político de Maquiavelo es el que aparece recogido en los Discursos,
mientras que El Príncipe estaría pensado para aquellas situaciones
extremas en las que impera la anarquía y la corrupción de la comunidad política
(tal como, según Maquiavelo, sucedía con la Florencia y, en general, la Italia
de su época). En tales situaciones ni siquiera existe, propiamente hablando,
una comunidad política, sino un grupo informe de individuos. Solo hay vulgo, no ciudadanos.
Por eso, lo prioritario
es regenerar la república, darle un orden y una estabilidad, instaurar la comunidad política como tal. Pero tal
labor no puede ser llevada a cabo por la comunidad, por el vulgo, precisamente
por hallarse sumida en la corrupción. Por lo que tendrá que ser llevada a cabo
por una fuerza externa, por un príncipe
nuevo, poseedor de una gran virtú
y/o fortuna.
&3
Una de las aportaciones
novedosas de Maquiavelo es su modo de analizar la realidad política.
Maquiavelo se enfrenta con los fenómenos políticos con la actitud propia de un científico, y no, como era usual hasta
entonces, de un ideólogo, un moralista o un teólogo. Esta actitud científica
viene caracterizada por dos rasgos:
(1) Realismo.
Maquiavelo toma a los fenómenos políticos, y al comportamiento humano que
está en su base, tal como son, y no como, acaso, deberían ser.
(2) Búsqueda de
regularidades. Toda ciencia aspira a explicar
o comprender la realidad y a predecir fenómenos futuros propios de
su campo de actuación con objeto de poder dominarlos y manipularlos.
Pero tal cosa solo es posible si los fenómenos analizados responden a ciertas
regularidades, a ciertas leyes. Ciñéndonos al campo político, se trataría de
descubrir las regularidades que gobiernan el comportamiento de los individuos y
de los Estados.
Pero una ciencia necesita
también acotar su propio campo de
estudio. Pues bien, el realismo con el que Maquiavelo se enfrenta con los
fenómenos políticos (realismo que le lleva a encararse con dichos fenómenos con
un rigor y una crudeza desconocidos hasta entonces), le permite diferenciar lo
específico del campo político de otros campos (el moral, el religioso) con los
que era frecuente confundirlo.
¿Y de qué trata lo
político? ¿Cuál es su campo específico? Pues del poder y del Estado. Esto
es, trata de cómo instaurar una comunidad
política, un Estado, de cómo dotarla de estabilidad y permanencia y, lo que
va enteramente ligado a lo anterior, de cómo obtener el poder y conservarlo.
&4
Para Maquiavelo, al igual
que para el pensamiento antiguo (recordemos a Platón y Aristóteles) el ser
humano solo se realiza como tal en el seno de la comunidad política (república, reino, principado, Estado). Es en
el seno de la comunidad donde los individuos, el vulgo, alcanzan a ser ciudadanos, donde nace el sentido de la
justicia y el orden moral. El hombre es, por ello, un animal político, tal como
había sostenido ya Aristóteles.
Esta concepción de la
comunidad política, del Estado, le lleva a enfrentarse con la escolástica medieval. Para el pensamiento
ético-político escolástico la vida humana no se agota en el orden natural,
sino que tiene una dimensión trascendente,
está orientada a la salvación.
Por ello en el Estado no
se alcanzan los fines últimos, no
se agota en él el sentido de la vida humana. Por eso el Estado debe someterse,
o al menos ajustarse, a los fines superiores, trascendentes, de la Iglesia. Maquiavelo niega toda
trascendencia a la vida humana. El sentido de la vida es inmanente al
mundo, o, para ser más precisos, es inmanente al orden sublunar.
Esto no significa que
Maquiavelo rechace la religión, por
el contrario cree que la religión es útil, y aun necesaria, para el hombre.
Pero la religión debe estar subordinada a los fines políticos, la religión
debe funcionar (tal como sucedía en Grecia y la Roma precristiana) como una
institución del Estado.
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En el Renacimiento
comienza a consolidarse una nueva forma de organización política: el Estado nacional. España y Francia, son
las abanderadas de esta nueva forma de organización. El Estado (entendido
como institución) es la expresión política de la comunidad nacional. En
defensa de esta concepción del Estado Maquiavelo cree necesario (tal como
hicieron los reyes de España y Francia), combatir
el poder de la nobleza e instaurar un ejército
nacional.
Hay que combatir el poder
de la nobleza porque esta se mueve por intereses que son parciales (son
intereses de casta que raramente coinciden con el bien común), y son transnacionales (al ser intereses de
casta es más fácil que coincidan con los de sus iguales de otras naciones que
con los de sus propios conciudadanos). Además la nobleza debe su posición a la
herencia y no a la virtú.
Y hay que instaurar un
ejército nacional porque solo este tipo de ejército puede sentirse comprometido
en la defensa de la comunidad política.
Por el contrario, los ejércitos de mercenarios (abundantes en la Italia de la
época) actúan en función de la paga, y no son, por lo tanto, fiables.
El Estado es, pues, el lugar de realización del ser humano, del ciudadano. Por eso no hay nada superior
al Estado, el Estado no debe estar subordinado a nada fuera de sí mismo, debe
ser soberano. A tal fin debe
procurarse los medios (económicos y militares) que le hagan autónomo, no dependiente.
&6
Retomando la
clasificación de Polibio y, sobre
todo, de Aristóteles, Maquiavelo
clasifica los tipos de gobierno posibles en tres buenos (principado, aristocracia
y democracia), que degeneran,
inevitablemente en tres malos (tiranía,
oligarquía y anarquía).
El proceso es el
siguiente: las comunidades políticas suelen organizarse, en un principio, en
torno al individuo más valeroso o más fuerte. En el seno de la comunidad ya
organizada surgen las nociones morales,
la noción de lo justo y lo injusto, por lo que, finalmente, los
ciudadanos eligen para jefe o príncipe al que consideran más justo y
prudente.
Pero los herederos de
tales príncipes no conservan las virtudes de sus antepasados, por lo que, para
mantenerse en el poder, se ven obligados a someter a los ciudadanos por el
temor, naciendo así la tiranía.
Esto lleva a la
sublevación de los mejores, de los más nobles, ricos y justos, que son los
primeros en considerar insoportable este estado de cosas, instaurando una aristocracia.
Pero los sucesores de estos aristócratas ya no poseen la virtud de sus antepasados,
sino que se mueven por sus ambiciones personales, dejando de lado el bien
común, y dando paso, así, a la oligarquía.
Llega un momento en que
la multitud cansada de tropelías depone a los oligarcas instaurando una democracia.
Pero en las generaciones posteriores, olvidadas ya las circunstancias que les
condujeron a donde están, cada uno defiende lo suyo, generando reyertas
continuas, y se instaura la anarquía.
Finalmente la situación
se hace tan insostenible que deciden elegir, o seguir, a algún hombre bueno
instaurándose de nuevo el principado.
Así comienza de nuevo el ciclo, salvo que, a lo largo del proceso, el Estado
desaparezca absorbido o destruido por otro.
Estos tipos de gobierno,
tanto los buenos como los malos, son, pues, efímeros, poco sólidos. Por ello
Maquiavelo considera que es mejor (más sólido y duradero) un gobierno mixto
de principado, aristocracia y democracia. Tal era la forma de gobierno de la República romana, a la que Maquiavelo
pone como modelo de organización política. En el gobierno de Roma podemos
encontrar, efectivamente, los cónsules
(que ejercían un papel similar al de los reyes o príncipes, los senadores (cuyo papel era el propio de
una aristocracia) y los tribunos de la
plebe (que defendían los intereses del pueblo).
&7
El príncipe es,
como ya dijimos, una obra dirigida a un príncipe
nuevo en la que se le muestran las mejores técnicas para conquistar el
poder y mantenerse en él. El poder se convierte, aquí, en un fin en sí mismo,
al servicio del cual se ponen todo tipo de estrategias, sin reparar en límites
morales, religiosos, o de cualquier otra índole. Tales enseñanzas están sacadas
del comportamiento real de los dirigentes políticos del pasado o del presente y
expuestas con toda crudeza.
Pese a que tales
estrategias están sacadas, en muchos casos, de acontecimientos de la
antigüedad, pueden ser válidas para cualquier época porque hay cierta regularidad en el comportamiento humano
cuando es sometido a unas circunstancias similares. (Así, la ambición, el deseo
de gloria, el temor, etcétera, son las mismas en la república romana y en
nuestros días.)
Dos son las cualidades
que le permitirán al príncipe hacerse con el poder: la fortuna y la virtú.
Maquiavelo considera que
la fortuna (esto es, la suerte, el azar, el destino) rige en gran medida
las acciones humanas y la historia. Es, pues, un factor a tener en cuenta para
el triunfo de un príncipe en sus empeños.
Pero no existiría la
libertad humana si todo dependiese de la fortuna. Maquiavelo cree, por el
contrario, que, al menos en gran parte, nuestro destino nos lo labramos nosotros
mismos. Y aquí es donde interviene la virtú (= virtud). Es
esencial para un príncipe que aspira a conquistar, instaurar y, en todo caso,
gobernar, un Estado que posea una gran dosis de virtud. Pero por virtud no
entiende Maquiavelo lo que viene siendo tradicional en el pensamiento
cristiano, ni siquiera platónico o aristotélico. El concepto de virtud en Maquiavelo
tiene cierta semejanza con el concepto griego arcaico de areté. Por
virtud entiende algo así como potencia, energía, impulso a la acción. Pero
impulso controlado (que se contrapone al mero furor), acompañado de habilidad
y destreza.
Pero si la virtú
es una cualidad puramente humana el príncipe ha de tener en cuenta que hay una
parte de naturaleza bestial en el ser humano. En esa parte bestial el príncipe
debe tener algo de león y algo de zorra. Como tales debe ser diestro en el manejo
de la fuerza (hasta el extremo de
emplear la crueldad si es necesario) y de la astucia (debe manejar el arte de la simulación, debe estar
dispuesto a faltar a su palabra, etc.).
Como hemos visto el mensaje
que transmite el príncipe parece estar en contradicción con la defensa del ideal
republicano, patriótico e igualitario que defiende en otros sitios. Tal
contradicción se resuelve, sin embargo, si tenemos en cuenta que, dado que el
ser humano solo se realiza como tal en el seno de la comunidad política,
cuando esta no existe, cuando reina en ella la corrupción, cualquier medio es
válido para instaurarla.
16. Thomas More
&1
Nació en (1478-1535)
A desarrollar
16. Juan Luis Vives
&1
Nació en (1492-1540)
A desarrollar
18. Michel de Montaigne
&1
Nació en 1533. Falleció en 1592.
A desarrollar
19. Giordano Bruno
Nació en Nola
(en la región italiana de Campania), en 1548.
Falleció en Roma, muerto en la hoguera condenado por la Inquisición de
los Estados Pontificios, en 1600.
A desarrollar
20. Francisco Sánchez
&1
Nació
en Tuy, en la provincia de Pontevedra (España) en 1551, no obstante,
fue bautizado en Braga (Portugal).
Cuando Francisco tiene once años su familia se traslada a Francia,
estableciendo su residencia en Burdeos.
En esta ciudad comienza su estudios, que continuará en Roma (Italia), donde se doctora en filosofía. Posteriormente estudia medicina en Montpellier
(Francia), obteniendo el grado de doctor. Con 24 años gana la cátedra de Medicina e imparte clases en
la Universidad de Montpellier
durante once años.
Posteriormente se traslada a Toulouse,
en cuya Universidad imparte clases de filosofía y medicina. Muere, en esta
ciudad, en 1623.
&2
A desarrollar
21. Francis Bacon: los prejuicios del saber antiguo
&1
Bacon nació
en Londres, en 1561. Con trece años
ingresó en el Trinity College, de Cambridge.
En 1576 fue enviado a Francia, junto
con su hermano Anthony, como agregado del embajador Amyas Paulet. Vive en Poitiers pero visita numerosas ciudades
francesas. En 1579 fallece su padre y regresa a Inglaterra. Durante el reinado de
Isabel I de Inglaterra fue miembro de la cámara
de los comunes. Tras la llegada al trono de Jacobo I fue nombrado para
ocupar diversos cargos públicos y recibió diversos honores, que culminaron con
su nombramiento como Lord Canciller
en 1618 y la concesión de los títulos de barón
de Verulam y vizconde de San Albano.
En 1621 fue acusado de corrupción, lo que le llevó a abandonar la Corte. A
partir de entonces llevará una vida retirada y dedicada al estudio.
Murió, de una pulmonía,
en Londres, en 1626.
Entre sus escritos más
importantes están: (1) Valerius Terminus,
de 1603. (2) Del adelanto y progreso de
la ciencia, de 1605. (3) Inquisitio
Legitima de Motu, escrita en torno a 1608. (4) Cogitationes de natura rerum, se ignora la fecha en que fue
escrita, la primera edición es de 1857. (5) De
sapientia Veterum, de 1609. (6) Descriptio
globi intellectus et thema coeli, de 1612. (7) De principiis atque originibus, escrita antes de 1620, publicada en
1653. (8) Proyecta una obra grandiosa con el nombre Instauratio
magna (La gran restauración), que pretendía dar las
directrices de todas las ciencias, pero solo completa tres volúmenes de los
seis propuestos, que publica con los siguientes títulos: (a) Novum organum, publicada en 1620, que correspondería a la
segunda parte, y en la que defiende una lógica del procedimiento
técnico‑científico, contrapuesta a la lógica (organum) aristotélica. (b) De dignitate et augmentis scientiarum
(Sobre la dignidad y el
progreso de las ciencias), publicada en 1623, que correspondería a la parte
primera. (c) Historia naturalis et experimentalis ad condendam philosophiam
sive phenomena universi (Historia natural y experimental), de 1623,
correspondería a la tercera parte. (9) Sylva sylvarum (Selva de las
selvas), de 1627. (10) La nueva Atlántida, de 1627. En ella describe
una ciudad ideal al servicio de la técnica.
&2
Bacon es, antes que nada,
un filósofo de la técnica. El
objetivo de su filosofía es ayudar al desarrollo de la ciencia, puesta al
servicio del dominio del mundo por
el hombre. Para ello realiza una dura crítica a los métodos tradicionales
de obtención del saber, especialmente a la lógica aristotélica y la abstracción
escolástica. El experimento es el instrumento para el conocimiento y
dominio del universo.
Previo al desarrollo del
experimento es preciso hacer una crítica a los prejuicios que impiden la correcta interpretación de la naturaleza.
Bacon opone la interpretación de
la naturaleza a la anticipación de
la naturaleza. A las anticipaciones de la naturaleza les llama idola
(ídolos). Distingue cuatro tipos de idola:
(1) Idola tribus (=
ídolos de la tribu): son aquellos que se fundan en la naturaleza humana y, por
lo tanto, son comunes a todos los hombres. Por ejemplo: la tendencia a suponer
en la naturaleza un orden mayor del que hay (de ahí, por ejemplo, el considerar
a las órbitas de los planetas esféricas).
(2) Idola specus
(= ídolos de la caverna): son propios de cada individuo, dependen de la
educación, de las costumbres y de las circunstancias personales de cada uno.
(3) Idola fori
(= ídolos del foro ‑de la plaza‑): proceden del lenguaje. Las palabras se
imponen al entendimiento y de ahí nacen todas las discusiones verbales
inútiles. Estos idola son de dos clases: (1) Nombres de cosas que no
existen ‑ejemplo: fortuna, primer motor, órbita de los planetas‑. (2) Nombres
de cosas que existen pero que por estar mal determinados son confusos, ejemplo:
húmedo, engendrar, etcétera, palabras que tienen significados diversos en
distintos contextos.
(4) Idola teatri
(= ídolos del teatro): proceden de doctrinas filosóficas o de demostraciones
erróneas.
&3
Puesto que la ciencia ha
de tener, para Bacon, una finalidad práctica (en el sentido de operativa
sobre el mundo), el método ha de tener igualmente una finalidad práctica
(aunque también teórica en tanto para dominar a la naturaleza hay que
conocerla primero). El método adecuado para tal cometido es, según Bacon,
la inducción a partir del experimento. Pero vamos a ver que entiende
Bacon por experimento y por inducción:
Se parte de lo complejo,
dividiéndolo en sus elementos simples.
En esto coincide con el método de la Escuela de Padua y con
Galileo. Pero a Bacon (a diferencia de Galileo y la ciencia
moderna) los elementos simples que le interesan y que según él constituyen las
cosas son cualidades simples (calor, frío, denso, difuso, etc.). Una
vez obtenidas estas cualidades se trata de conocer sus propiedades y «causas»
(aquí se produce una nueva divergencia con los procedimientos de la ciencia
moderna, que, a partir de Galileo, elimina la noción de causa).
El conocimiento de las
propiedades y causas de estas cualidades simples se obtiene por inducción,
que consiste, para Bacon, en lo siguiente: se hace una enumeración de todos los casos en que aparece una determinada
cualidad simple (por ejemplo, el calor), en los casos en que no aparece y
aquellos en los que varía la intensidad. A continuación se busca lo común a
estos casos (es decir, qué hay en común en todos los casos en que aparece el
calor y qué no hay en los casos en que no aparece, así como en aquellos que
hay variación de intensidad). A partir de estos datos se descubre la forma
que es la causa de las cualidades. Bacon pretende que su noción de forma no
tiene nada que ver con la de la escolástica, pero no está clara esa
diferencia.
22. Pierre Gassendi
&1
A desarrollar
Bibliografía
-Abbagnano, Nicola: Historia
de la filosofía. SARPE, S. A. Barcelona, 1988.
-Bacon, Francis: Novum
Organum. Ediciones Orbis, S. A. Barcelona, 1985.
-Bruno, Giordano: Sobre
el universo infinito y los mundos. Ediciones Orbis, S. A. Barcelona, 1984
-Castro Cuadra, Antonio: G. Bruno. Ediciones del Orto. Madrid, 2000.
-Copleston, Frederick: Historia de la filosofía. Ariel. Barcelona, 1989.
-De Cusa, Nicolás: La
docta ignorancia. Ediciones Orbis, S. A. Barcelona, 1984.
-Fontana, J. y Ucelay Da Cal, E.: Historia Universal Planeta. Editorial Planeta, S. A. Barcelona,
1993.
-Granada, Miguel A.: Giordano
Bruno. Empresa Editorial Herder, S. A. Barcelona, 2012.
-Maquiavelo, Nicolás: Discursos
sobre la primera década de Tito Livio. Alianza Editorial, S. A. Madrid,
2015.
-Maquiavelo, Nicolás: El
príncipe. Alianza Editorial, S. A. Madrid, 2000.
-Martínez Marzoa, Felipe: Historia de la filosofía. Istmo. Madrid, 1980.
-O´Connor,
D. J. (comp.): Historia crítica de la
filosofía occidental. Ediciones Paidós Ibérica, S. A. Barcelona, 1983.
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